ALFRED SISLEY
Veneux, por la tarde, en agosto, 1881
GUIÓN:
1.
OBRA
2.
FICHA TÉCNICA DE LA OBRA
3.
EL IMPRESIONISMO
4.
BIOGRAFÍA DEL AUTOR Y OBRAS
5. IMPRESIÓN PERSONAL SOBRE LA OBRA
6. LA OBRA EN LAS BIBLIOGRAFÍAS
7.
BIBLIOGRAFÍA
1. OBRA:
2. FICHA TÉCNICA DE LA OBRA:
TÍTULO: Veneux, por la tarde, en
agosto, 1881.
AUTOR: Alfred Sisley.
TÉCNICA: cuadro, óleo sobre lienzo
en horizontal.
GÉNERO: paisaje. (Paisaje a las
afueras de Moret-sur-Loing).
MOVIMIENTO: impresionista.
3. EL IMPRESIONISMO:
Los
llamados impresionistas, forman parte de una curiosa y revolucionaria forma de
ver la pintura. Rechazados por la propuesta de ruptura con el “gran arte” de la
academia. Su objetivo: pintar la luz reflejada en la materia, utilizando
colores puros mayoritariamente, y que sea la retina del ojo humano la que los
mezcle. Éste planteamiento de pintar algo tan étero como la luz, les obliga a
salir a la calle y abandonar el estudio cerrado. Por ser ésta cambiante, pintan
del natural, y normalmente rápidamente, por ser ésta cambiante. Del mismo modo,
nos dejan series de obras desde el mismo punto en diferentes horas del día,
para mostrarnos el cambio, lo cual es denominado “serialismo”. Con la luz como
protagonista de la composición, unos evolucionaron hacia la desmaterialización
de la misma, y otros, como Sisley o Monet, quedaron como los impresionistas más
puros, aún sin mostrar tanta evolución en sus obras como sus compañeros.
La luz de
la que hablamos, no puede resplandecer al lado de blancos puros, ni puede ser
protagonista en una obra de oscuras sombras. Por tanto, los impresionistas,
mayoritariamente no utilizarán ni negros ni blancos puros, convirtiéndolos en
penumbras y reflejos.
En
definitiva encontramos una nueva forma de pintar, descrita a la perfección por
un personaje de una de las novelas de Pérez Ayala: “Todo el aquel de ser pintor
consiste en distinguir la luz de cada día de la semana, más que en distinguir
los colores. ¿Quién no distingue el rojo del azul y del amarillo? Pero hay muy
pocos que distinguen la luz del domingo de la del viernes o el miércoles… Las
cosas son como son, sólo que los hombres tardamos en verlas. El sol de entre
semana tiene una luz que alumbra, y aun calienta; pero no anima…”.
4. BIOGRAFÍA DEL AUTOR Y OBRAS:
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Alfred Sisley, detalle de un retrato de Renoir, 1868 |
Alfred
Sisley (1839, París – 1899, Moret-sur-Loing).
Segundo hijo de una familia de
comerciantes inglesa establecida en Francia. A los 18 años fue enviado a
Londres para perfeccionar su inglés y formarse en el negocio familiar. Allí
básicamente pasó el tiempo visitando museos (mostrando interés por los paisajes
de Turner, Constable y Bonnington), y en 1862 vuelve a París e ingresa en el
estudio de Charles Gleyre (pintor académico de origen suizo), para seguir con
su carrera artística. Allí coincide con Monet, Renoir y Bazille, a los que
llamará sus “compinches”. Así pues aunque el taller cierra en un año escaso ya
queda consolidado su preferencia hacia el paisaje y su amistad con estos tres
grandes artistas. Él y sus “compinches” se reunirán en numerosas ocasiones
desde entonces en Chailly, junto al bosque de Fonteinebleu, y en Marlotte, en
la posada de la mère Anthony, para pintar los paisajes.
La academia, conocido su rechazo hacia los impresionistas,
solamente le dejó exponer en el salón obras limitadas y en contadas ocasiones
(1866, 1868 y 1870).
El autor tiene adjudicadas casi mil obras, de las cuales
solamente 18 son anteriores a 1871. Éste mismo año será cuando coincida con
Renoir y su hermano en Louveciennes, donde se refugiaba de la guerra
Franco-prusiana. Hasta el momento había vivido de las rentas de su padre, pero
a partir de aquí empieza su periodo de privaciones, lo cual le empuja a
intentar vivir de su pintura (aunque en vida raramente consiguió vender un
cuadro por más de cien francos).
En su estancia en Loveciennes (1871-1874), se dedica a pintar
lugares cercanos al Sena, como Renoir, Monet, Pissarro o Bougival. Aunque a
partir de 1872 Paul Durand-Ruel (un marchante que con poco éxito se ocupó de su
obra y de la de otros impresionistas) empieza a comprar su obra y a exhibirla
en su galería londinense de New Bond Street, Sisley no obtendrá jamás gran
éxito. Aun así se reunirá con sus compañeros impresionistas en el famoso café
Guerbois, en torno casi siempre a Manet, y se moverá por allí de forma discreta
y siempre en segundo plano, observando como sus compañeros empiezan a adquirir
renombre y él no.
En 1874 pintará una serie de vistas del Támesis, habiendo
sido invitado a Inglaterra cuatro meses por Jean Baptiste Faure (uno de los
pocos coleccionistas que por entonces se interesó por el impresionismo). En
este año además contribuirá con cinco obras en la primera exposición
impresionista que realizó nadar, aunque la crítica que recibió lo único que
hizo fue empeorar aun más su situación económica. Al poco tiempo se trasladó a
Mary-le-Roy, donde pintará varias vistas de “El Abrevadero”, situado cerca de
su casa. En este periodo se consolida su impresionismo poético y romántico de
suaves tonalidades rosadas y violáceas que lo caracteriza. Posteriormente
seguirá participando en algunas exposiciones impresionistas (en 1876, 1877 y
1882, pero siempre sin gran éxito.
Entre 1877 y 1880 vivirá en Sevres, y en 1880 se trasladará a
Moret-sur-Loing, donde plasmará numerosas escenas fluviales del Canal del Loing
hasta el final de sus días, realizando exposiciones individuales y esquivando a
sus antiguos “compinches”, cuya fama entre 1870 y 1890 había empezado a
acrecentarse. Sus mas allegados afirmaron que del buen carácter que lo
caracterizaba ya le quedaba poco en este periodo de su vida.
Otras obras a destacara son las marinas pintadas en su viaje
a Gales en 1897, o la serie dedicada a la iglesia de Moret entre 1893 y 1894.
Finalmente en 1899 el artista fallece por un cáncer de
garganta.
5. IMPRESIÓN PERSONAL SOBRE LA OBRA:
Precioso paisaje pintado con gran soltura, cosa que se
aprecia por las pinceladas sueltas, pero en el que se observa un gran estudio
de la luz, tanto sobre el follaje de la arboleda que tenemos ocupando toda la
mitad derecha de la obra, como en el suelo que tiene el camino, como en el
reflejo del agua en el curso del río, el cual invade la mitad inferior derecha
de la obra, como en el cielo azul verdoso que lo corona. Se observa a lo lejos,
entre el cielo y el agua, un segundo paisaje de fondo: un terreno con algunos
árboles y lo que podrían ser personas, pues no se deja claro al haber sido
aplicada la perspectiva aérea, quedando borroso por la lejanía. La composición
además adquiere un doble ritmo, marcado por dos puntos de fuga diferentes, y
cada uno ocupando la mitad del lienzo: en el tramo derecho destaca la
profundidad del bosque, habiendo sido pintada con maestría con la
interpretación de la luz sobre el follaje y por el camino que penetra la
arboleda y se pierde en ella; en la parte izquierda del lienzo cobran
protagonismo las nubes del cielo, que marcan el ritmo de la lejanía del agua,
siendo aumentado este efecto con la utilización del paisaje secundario que
hemos nombrado con antelación.
Se ha utilizado una paleta de colores clara, evitando los
negros (transformándolos en marrones oscuros y claros para aclarar las sobras),
y también se han evitado los blancos puros (siendo interpretado en su mayor
pureza en la obra como blancos rotos o crudos). En el punto en la luz es más
luminosa en toda la obra (casi en un primer plano, en el suelo del camino a
punto de adentrarse en la arboleda), se ha desmaterializado la luz, resaltando
el tono terroso del suelo del camino, degradándolo con pinceladas de amarillo
para que no resalte demasiado y rompa la armoniosa composición, y se ha añadido
además alguna pincelada verde clara por el mismo motivo. En éste tramo, y como
es común en los impresionistas, la sombra no se ha realizado con marrones, sino
con violeta, siendo éste el color complementario del que más destaca en este
tramo: el amarillo crudo o roto.
Hay que destacar que a pesar de los diferentes elementos que
abarca la composición (agua, cielo, follaje y tierra), y que además del ya
dicho doble ritmo de la composición, tolla ella en conjunto es vista como algo
armonioso y tímido, pues queda toda la obra unificada posiblemente además de
por los tramos de cielo que se representan a través del follaje, por las
diferentes tonalidades verdosas que se despliegan por cada uno de los elementos
de la obra. Podemos observar la vuelta a sus primeras influencias de la Escuela
de Barbizon, utilizando los verdes y marrones matizados mediante luces y
sombras para captar la atmósfera de la naturaleza.
La impresión en sí que la obra me provoca es una sensación
armoniosa pero al mismo tiempo melancólica. Pudiera ser por la predominancia de
colores fríos sobre los cálidos, o por la lírica nostalgia de contacto con la
naturaleza que se vive en la actualidad por el estrés de las ciudades y la
sociedad consumista en la que vivimos. Aunque realmente no puedo hablar bien de la impresión que la obra me suscita,
puesto que no tengo ocasión de verla en directo, sino a través de una
fotografía de uno de los libros. Sin embargo viéndome obligada a ello, diría
que después de leer sobre la vida del autor, su personalidad se refleja en la
obra, como he dicho que aparenta distanciada y fría pero armoniosa, siendo la
calma y la pasividad del autor una de las cualidades que se destaca en las
biografías más valorada por sus amigos y por la gente que lo conocía, al mismo
tiempo que la timidez que se refleja. Además el paisaje de por sí es una
estampa solitaria, que refleja lo que sería la mayor parte de su vida, y
también ésta etapa final, en la que ni siquiera estaba acompañado por su
familia, y posiblemente estaría intentando encontrarse a sí mismo en los
primeros lugares donde había empezado a pintar
6. LA OBRA EN LAS BIBLIOGRAFÍAS:
Poco dicen los libros sobre esta obra en concreto y sobre el
autor, puesto que hasta hace poco se ha visto como el eterno segundón: no llegó
al impresionismo puro como otros autores de la época, ni tampoco consiguió
gozar de la fama que alcanzaron sus compañeros. Al intentar imitarle en la
etapa media de su vida para poder sobrevivir de sus cuadros se habla de que lo
único que consiguió realmente fue embrutecer su estilo propio. De hecho en
algunos libros sobre impresionistas ni siquiera aparece, o como mucho
mencionado como amigo de unos o de otros. Si se habla es más en conjunto sobre
las obras de la última etapa de su vida en Moret-sur-Loing, a la que pertenece
ésta que estamos tratando: se nos dice que Sisley intenta cambiar su estilo
para parecerse más al de sus compañeros impresionistas más puros, visto su
escaso éxito comparado con sus compañeros, y por necesidad económica, pero en
esta etapa final, vuelve a ser fiel a sí mismo, volviendo un poco a su estilo
inicial más sobrio que algunas obras que había intentado realizar como hemos
dicho más al estilo de sus compañeros.
En cuanto a esta obra en concreto se nos comenta: “Sisley
fragmenta la pincelada y la carga de materia. Sin embargo, la disolución del follaje
de la derecha en múltiples matices luminosos no consigue anular la sensación de
profundidad, conseguida con un estricto control de las zonas de luz y sombra
sobre el camino. La curva del río, a la izquierda, ofrece una de sus
características vistas panorámicas contraponiendo el azul del celaje con le del
agua. Es precisamente el cielo el que actúa como elemento de transición entre
ambos términos.”[1]
7. BIBLIOGRAFÍA:
-Jose María Faerna García-Bermejo. Colección LA ERA DE LOS IMPRESIONISTAS “Sisley”. Ed. Globuscomunicación S.A., 19
- Antonio
Gala. La Luz en la Pintura. Ed. SEPI.
- Ramón
Íbero. Dibujos de impresionistas
franceses. Ed. POLÍGRAFAS S.A.
PÁG’S WEBB:
[1] Colección LA ERA DE LOS
IMPRESIONISTAS “Sisley”. Dirigido por Jose María Faerna García-Bermejo.
Ed. Globuscomunicación S.A., 1995